En el día más lejano, un día inesperado, una mirada encontré. Era ella con un rosotro ingenuo, plagado de inocencia. Su gran ternura y sensatez me hicieron recordar que todo era realidad. Su mirada se perdía y, a la vez, me decía que era el comienzo, ese que siempre anhelé.
Su mirada seductora mezclada con la inocencia más cautivadora conquistaba a una mirada ya enamorada.
Y ahora, qué vamos hacer?
jueves, 10 de diciembre de 2009
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